Ray Krise y Kathleen Craig
Todos queremos pertenecer. Somos criaturas sociales, que buscamos una comunidad, que nos proporcione tranquilidad existencial y seguridad personal, a la vez que nos ayude a traer ciertos valores al mundo. Pero pertenecer puede desafiarnos cuando solo escuchamos las opiniones de aquellos que están de acuerdo con nosotros. La pertenencia puede conducir a una mentalidad de rebaño cuando no pensamos por nosotros mismos. Como unitarios universalistas, ¿qué entendemos por pertenencia bendecida: nuestra comunidad bendecida? ¿Supera su bienaventuranza las trampas de la pertenencia?