Rev. Axel Gehrmann y la pasante Susan Panttaja
En el transcurso de los últimos meses, hemos aprendido el valor de usar máscaras, lavarse las manos y mantener la distancia física, por el bien de la seguridad de todos y para evitar la propagación de una enfermedad peligrosa. Muchas de nuestras reuniones físicas, cara a cara, han sido reemplazadas por reuniones virtuales por computadora o por teléfono, y nuestros bulliciosos servicios de los domingos por la mañana han sido reemplazados por adoración virtual, canto virtual y tiempo social virtual. Sorprendentemente, seguimos siendo una comunidad religiosa vibrante. ¿Por qué? Tal vez tanto lo espiritual como lo físico estén unidos en un mundo virtual que creamos juntos...